viernes, 28 de enero de 2011

Tarea de filosofía a revisar el lunes 31

Indicaciones: anota el siguiente texto después del último apunte visto en clase.

ANTECEDENTES JUDÍOS DEL CRISTIANISMO.-

Todo empezó cuando Dios creó el mundo y al ser humano según el Génesis de la Biblia. Más tarde los hombres se rebelaron contra Dios. El castigo no fue sólo la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén, sino también la entrada de la muerte en el mundo.
Siguiendo el Génesis se sabe acerca del Diluvio y del Arca de Noé. También que Dios estableció un pacto con Abraham y su estirpe, quienes cumplirían los mandamientos divinos y a cambio Dios se comprometía a proteger a los descendientes de Abraham. Este pacto fue renovado cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley en el monte Sinaí.

Alrededor del año l000 a. de C., mucho antes de la existencia de ninguna filosofía griega, se relató acerca de tres grandes reyes en Israel. El primero fue Saúl, luego vino David y tras él, el rey Salomón. Todo Israel estaba entonces unido en una sola monarquía, y vivió, particularmente bajo el reinado del rey David, una época de grandeza política, militar y cultural.

En su investidura los reyes eran ungidos por el pueblo obteniendo el título
de Mesías, que significaba "El Elegido". Los reyes eran considerados intermediarios entre Dios y el pueblo. A los reyes se les llamaba, por tanto, "hijos de Dios", y el país podía, entonces, llamarse "reino de Dios".

Pero Israel pronto se dividió en un reino norte (Israel) y un reino sur (Judea). En el año 722 el reino norte fue invadido por los asirios y perdió toda importancia política y religiosa. No les fue mejor a los del reino del sur que fue conquistado por los babilonios en el año 586. Los judíos se preguntaban por qué se había disuelto el reino de David y por qué su pueblo estaba siempre sometido a tantas desgracias si Dios había prometido proteger a Israel. Poco a poco se iba extendiendo la
creencia de que Dios estaba castigando al pueblo hebreo por su desobediencia a los mandamientos divinos.

Desde aproximadamente el año 750 a. de C. surgieron una serie de profetas que predicaron el castigo de Dios a Israel y escribieron las temidas profecías del Juicio Final.

Conforme las cosas empeoraban para los israelitas, los profetas predicaban la
llegada de un nuevo rey de la estirpe de David. Este "Mesías" o "Hijo de Dios"
salvaría al pueblo, reconstruiría Israel como gran potencia y fundaría un "reino
de Dios".

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