miércoles, 13 de octubre de 2010

TAREA ESPECIAL: Diego Sanchez, Azucena Magaña, Samantha Zarazúa, Miguel Angel Uribe y Arnold Rosales.

INSTRUCCIONES: EN HOJAS RECICLADAS O BLANCAS POR LOS DOS LADOS ANOTAR EL SIGUIENTE TEMA Y ENTREGARLO ESTE VIERNES 15.

OPERACION BARBARROJA
Luego de la imposibilidad de Hitler de reducir a Inglaterra, pronto, el líder del III Reich encontró en que mantenerse ocupado. Y no nos referimos a la invasión a los Balcanes o la guerra en África. El führer tenía ya un plan de gran envergadura en mente, que traicionaría a su aliado hasta entonces, la URSS. Adolfo Hitler se preguntaría: “¿Por qué no?” y en efecto por qué no invadir Rusia. Hitler creía tener todo el poder y las fuerzas armadas más poderosas del mundo en aquel momento. Por supuesto, había muchas razones más complejas y lógicas como para que el Führer traicionara a su aliado que tanto había colaborado con él hasta ese momento. De más está decir que la inmensa extensión territorial de Rusia la hacían un platillo apetecible debido a su inmensidad de recursos convirtiéndola en un arca inacabable de petróleo, alimentos, minerales y demás cosas necesrias para llevar a cabo una guerra a largo plazo. Pero desde el punto de vista nazi y siguiendo los designios del geopolítico alemán Karl Haushofer (y por qué no también los de Ratzel), Hitler había determinado que era fundamental para el pueblo alemán asegurar su supervivencia mediante la conquista de Rusia, incrementando el lebensraum (espacio vital).

Además, claro, más cercano a la ideología nazi los eslavos representaban una raza degenerativa e inferior al servicio del judaísmo internacional y que además se habían convertido en comunistas…nada más y nada menos que la ideología archi-enemiga del nazismo. Pero bueno, por una y otra razón Hitler invadió la URSS llevando la destrucción y la miseria al país de los soviets. Este gran error, que le costó nada más y nada menos que la guerra completa a los nazis, se convertiría en la campaña más sanguinaria de la historia. Un temeroso Hitler de que Stalin lo traicione en lo peor de su lucha contra Inglaterra, encontraría su ocaso en la URSS, tal cual el emperador francés.

Se inicia la operación más grande de la historia

El 22 de junio del 1941, ciento veintinueve años y un día después de que Napoleón Bonaparte invadiera Rusia, Adolf Hitler, líder supremo del III Reich lanza sus blindados, aviones y soldados en contra del país de los soviets y antigua patria de los zares. El Führer la denominó Operación Barbarroja, en honor al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (considerado el I Reich), una ofensiva compuesta por 4 millones de soldados, 4400 tanques, 4000 aviones e innumerables vehículos y cañones. Representaba pues, la operación de ofensiva militar más grande de toda la historia. Junto con los alemanes iban centenares de rumanos, húngaros, finlandeses, españoles, italianos, croatas y todo aquel que estuviese dispuesto a empuñar un arma a favor de los nazis. La misma operación sería llevada a cabo dejando los hombres suficientes en el frente occidental en caso de un contraataque inglés y debería ser concretada en un plazo máximo no mayor de seis meses, en pocas palabras los ejércitos deberían estar de regreso a casa para navidad celebrando la victoria.

Hitler y Stalin, dos carniceros como jamás los ha conocido la historia, se desangraron a partir de aquel 22 de junio. No obstante el líder ruso tardó varios días en reaccionar, aunque no evitó dar un discurso al pueblo en el cual le animaba a emprender la lucha en contra el invasor fascista alemán. Sin embargo, nadie le hacía caso, se había dado cuenta de que a pesar de los planes quinquenales que habían coronado a Rusia como una potencia industrial (la segunda en el mundo), el pueblo ciertamente lo odiaba, pues era un ser enfermizo y paranoico que había desaparecido pueblos enteros sin importar que fuesen pobres, ricos, militares, comunistas, extranjeros, musulmanes, católicos o judíos.

Ahora bien, el soberbio ejército nazi estaba dividido en tres grupos, el del norte que debía tomar Leningrado, capital de la revolución bolchevique, el del centro, que debía tomar Moscú, el objetivo prioritario, y el del sur, que apuntaba hacia todo el Caúcaso, para apoderarse de las ricas zonas petrolíferas que tanto le hacían falta a los alemanes para su guerra. Como siempre, aplicarían la blitzkrieg, una guerra rápida basada en movimientos de envolvimiento, que, según Hitler, haría caer a la URSS y sus principales ciudades en unos seis meses. El resultado fue otro, pues una guerra así no podría efectuarse en tan vasto territorio. Y desde un principio, los rusos, resistieron como pudieron, aplicaron la táctica de tierra quemada y se dedicaron a retroceder cuando era necesario, pues podían hacerlo sin sentirse acorralados.

Los rusos, a decir verdad, no se encontraban tan mal preparados, ya Stalin, con sus planes quinquenales y ante la inminencia de la guerra que se le venía encima, se dedicó a transportar industrias a partes lejanas del país, prácticamente lo único sabio que hizo, pues durante sus purgas, se dedicó a exterminar experimentados y profesionales oficiales por doquier, para su fortuna, contaba con muchos aparatos como aviones y tanques superiores a los germanos, además de tener aseguradas las espaldas con el Japón, con quién había firmado otro pacto de no agresión. Luego de la invasión Stalin se derrumbaría, básicamente por dos razones, primero, porque no contaba con el apoyo de su pueblo, muy enojado debido a su política genocida y segundo, porque sabía que Alemania era poderosísima..

Pasaron unos días para que el líder ruso reaccionara y se dirigiera a la nación por radio, no encontró el debido apoyo, lo cual era comprensible por razones que ya hemos detallado. Para Stalin aquella batalla por la supervivencia debía ser llamada la Gran Guerra Patria. Pero los militares que iban al frente, sólo peleaban por salvar su pellejo, miles se entregaron para rendirse, y parecía que en pocas semanas Rusia caería, generando que la confianza de Hitler y la Wehrmacht hacia su enemigo se transforme en el más vil y salvaje desprecio. Las SS, que ya habían estado en otras campañas, pronto encontraron bastante material para sus experimentos de deportación, médicos o de muertes sistemáticas, si bien habían estado presentes en las otras campañas, en la URSS mostrarían un odio incomparable. Esta organización criminal del partido nazi pronto desprestigió a la Wehrmacht y la contagió de dicha actitud. Entonces, la Operación Barbarroja no se limitó sólo a un plan de invasión militar , sino a una cruenta cacería donde millones de eslavos parecían estar en medio de un gigantesco safari. Se mataron niños, quemaron campos, desaparecieron ganados, familias, casas, ciudades. Alemania había llegado allí a borrar a los rusos de la faz de la tierra. Fue un error táctico, pues los rusos que se mostraron ansiosos de colaborar con los alemanes, pronto se pasaron al bando de Stalin quién sin perder tiempo despachó propaganda por todo el país.

Leningrado
Los alemanes avanzaron con mejores resultados por el norte y el 20 de agosto, casi mes y medio después de la invasión, parecía haberse logrado el objetivo alcanzando las afueras de Leningrado, se cortaron las comunicaciones más vitales como la del ferrocarril; no obstante Hitler dio la orden de no combatir por la ciudad u ocuparla, que hubiese costado mucho definitivamente así que prefirió mantener un cerco para literalmente “dejarla morir” junto con sus casi tres millones de habitantes. El 1 de septiembre caían las primeras proyectiles de artillería y el 15 del mismo mes se completó el cerco, allí empezaba una de la mayores tragedias del mundo moderno; los habitantes de esta ciudad se verían de pronto cortados de todo suministro, los bombardeos continuaron día tras día sin cesar, el hambre pareció tumbarlos, y de pronto llegó el invierno de 1941, el más cruel que se conocía en más de un siglo.

Los planes de Hitler, pronto surtieron efecto. La ciudad carecía de electricidad, agua o víveres, sus ciudadanos iniciaron así una lenta agonía. Las personas comían, en su desesperación, todos los animales que encontrasen a su alrededor como perros, caballos, gatos, palomas e inclusive ratas. Con la llegada del primer invierno, el de 1941-42 y con los alemanes alrededor, en un penoso y triste incidente que conmocionó al mundo, los leningradenses, ante la falta total de calefacción, se vieron obligados a quemar libros de la biblioteca de la ciudad, para poder sobrevivir, una institución con 200 años de antigüedad que albergaba verdaderas obras de invaluable trascendencia. Los bombardeos con diferentes piezas de artillería eran los más crueles, pues por lo general atrapaba a cualquier desgraciado en su respectivo hogar, trabajando, comiendo, pero las calles fueron el mejor ejemplo, ya que al finalizar la guerra los sobrevivientes narraron como muchos civiles morían despedazados ya que nunca se sabía donde el obús iría a caer. Un ciudadano relató como un transeúnte perdió la cabeza limpiamente y un charco de sangre llenó la calle, vio a la victima dar los últimos pasos sin cabeza, finalmente el testigo vomitó…Barbarroja parecía estar en su máximo apogeo.

La electricidad sólo estaba permitida para fines militares, casi toda actividad social fue cancelada, el transporte público no existía, las personas recurrían al canibalismo. De los casi 3 millones de seres humanos, 800 mil perecerían en el asedio que duró 870 días, desde el 1 de septiembre de 1941 al 18 de enero de 1944. Hitler sólo deseaba que San Petersburgo fuese borrada de la faz de la tierra. Se debía reducir a cenizas la misma mediante intensos bombardeos, además agregó que si la ciudad solicitaba la rendición se rechazaría dicha propuesta. Toda la urbe, cuna de la revolución bolchevique debería ser reducida a polvo para reconstruir otra en el futuro para la colonización alemana. El hecho es que después de todo Leningrado perduraría y los rusos intentarían librar el cerco numerosas veces ocasionando numerosas perdidas y comprometiendo tropas alemanas que tanto se requerían en diversos frentes. No en vano el pueblo soviético diría con orgullo: Troya cayó, Roma cayó, pero no Leningrado.

El ocaso de la Operación Barbarroja

Desgraciadamente, los ejércitos del centro y sur no la habían visto tan fácil a pesar de siempre salir victoriosos, por ello su progreso fue mucho más lento. Hitler, sin embargo, alentaba a sus muchachos cada vez que podía, y esperaba ansioso la caída de la urbe principal: Moscú. Pero los líderes militares nazis en el frente, estaban algo preocupados, pues los retrasos de los ejércitos del centro parecían prever que se tendría que pelear en el crudo invierno ruso. Por ejemplo, Smolensko entretuvo a los nazis bastante tiempo rumbo a Moscú. En otro hecho controversial cuando las fuerzas de Heinz Guderian se hallaban próximas a caer sobre la capital, Hitler le ordenó ir hacia el sur para que cubra el flanco izquierdo de Gerd von Rundstedt sobre la ciudad de Kiev, si bien hay que admitir que esta decisión de Hitler ayudó a fortalecer la posición de los ejércitos del sur. La tenaza en torno a Kiev generó la captura de 800 mil soldados soviéticos, la más grande de la historia. Los ejércitos del centro aseguraron su avance, así comos los del sur, aunque lamentablemente el atraso no se podía compensar, pues el general invierno se acercaba cada vez más.

El 2 de octubre se iniciaba la Operación Tifón, que no era otra más que lo que se creía sería el ataque final hacia la capital soviética. Heinz Guderian avanzaba a pesar de que las lluvias de otoño ya empezaban a hacer estragos en los carros de combate alemanes dificultando su avance, no hay que olvidar que el blindado representaba algo indispensable en el ataque alemán, que debía ser extremadamente rápido si se quería tomar al enemigo por sorpresa. Además, la Luftwaffe, ante un cielo oscuro y denso, estaba postrada en tierra. Heinz Guderian, sensato al igual que muchos militares alemanes, intentó convencer a Hitler acerca del peligro del invierno y la posibilidad de que las tropas fracasasen debido a su cansancio extremo. La orden de Hitler fue sigan, y los alemanes siguieron hasta colocarse a escasos 25 km de Moscú, se dice que con sus binoculares los alemanes ya podía ver las puntas de las torres de la capital. Para ese entonces todos los esfuerzos soviéticos de detener el avance alemán habían resultado infructuosos, si bien consiguieron entretenerlos y ocasionarles bajas. Entonces llegó un nuevo general al campo de batalla, el invierno ruso. En efecto, para cuando se logró el avance más cercano hacia la capital se dio inició al invierno más cruel visto en medio siglo por aquellas tierras, era diciembre de 1941, la temperatura fácilmente llegó a los -50 °C. Los carros de combate alemanes estaban paralizados, las armas no disparaban, la aviación no podía actuar, el frío generaba que los alemanes muriesen congelados por montones, otros tuvieron la mala suerte de enfermar y sobrevivir sólo para que el Ejército Rojo, que no esperaba que la capital tuviese salvación, el 5 de diciembre de 1941 lanzase una contraofensiva que liquidó a gran parte de los ejércitos a la vanguardia alemanes, pues ahora algunos escasos t-34 y la nueva arma Katiuska hicieron estragos en los invasores, finalmente, ante la ira de Hitler, los germanos tuvieron que retroceder 200 km y la ciudad se salvó por un pelo, sin embargo, ambos bandos tuvieron que frenar cualquier intento de ofensiva grande.
Hitler destituyó a Guderian y la operación llegaba así a sun fin. La mayoría de militares alemanes le sugirieron al Führer no iniciar otra ofensiva hasta la primavera. En efecto, así fue, pues Hitler y el Alto Mando Alemán ya estaban planeando una nueva táctica, denominada Operación Azul, la toma de todo el Caúcaso, con ricos pozos petrolíferos que dividiría, además, a Rusia en dos, donde los ejércitos del sur eran los más victoriosos. Gracias a la geografía y la naturaleza, la URSS se salvó, era la segunda derrota de Hitler, luego de Inglaterra; Barbarroja había fracasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario